martes, 20 de marzo de 2007

¿Qué hicistes para sufrir tanto?

Una noche de hace unos años, mi Madre me comentó con tristeza en sus ojos y con dolor en su alma. Que cuando era pequeña se sentía incomprendida, dada de lado por su madre. Ella no sabía porque era y no alcanzaba a entender tanto sufrimiento desde el día en que nació. Pasó penurias, mucho trabajo, apenas acceso a la cultura y a la educación, educada para casarse y no tener la posibilidad de tener inquietudes. Es cierto, que si tenías dinero y si tu familia estaba bien situada socialmente podias tener inquietudes y emprender aventuras que ahora vemos de los más normal. Pero la verdad es que incluso con esas posibilidades sociales, también había mujeres con los mismos problemas que las más humildes. El único delito que tenían era ser MUJER.

Veinte siglos de historia de la humanidad y de España en concreto, la mujer ha sido sinonimo de sufrimiento y un mundo cerrado a sus inquietudes; solamente se la ha dado un papel de sumisión y de abandono. Lo cierto, es que toda la sociedad estaba supeditada al miedo pero en el caso de la mujer, los grilletes no paraban de cortarle las alas, de taparle sus ganas de libertad y de conocer un mundo exterior.

Desde aquí os merecéis toda mi admiración y solidaridad. Aunque estemos en épocas tan diferentes, por suerte para todos, en especial, para la mujer de hoy. Os admiramos y entendemos. La vida ha cambiado y lo que vosotras habéis sufrido, ha hecho que 'nosotras', porque somos todos, tengamos esas posibilidades y libertad de acción y pensamiento que vosotras no habéis tenido.

La tristeza, frialdad, soterramiento, desesperanza está en sus miradas y en su personalidad, pero han hecho mucho por 'nosotras' sin apenas levantar la voz.

Mamá, no sólo estás para cuidar una familia. ¡Estás para lo que te propongas!

Gracias a todas las mujeres que vivieron los años más grises de la historia de España. Por vuestra lucha, 'nosotras' estamos donde estamos, podemos soñar con ser personas.

Mamá, te quiero. GRACIAS

1 comentario:

Srta.Vainilla dijo...

Por ellas estamos y somos...


Me ha recordado al libro "La voz dormida" de Dulce Chacon

Bonito post