miércoles, 14 de marzo de 2007

Mi ciudad, nombre de mujer

La tristeza es el paso para la alegría, la vulnerabilidad es el camino perfecto a la solidez en los pensamientos, la dudas son la claridad de las aguas cuando un río desemboca en tu mirada. Además, las ideas son la democracia de las palabras para que después se conviertan en hechos. Sin palabras nunca existirían los hechos. Os extrañaréis cuando digo que mi ciudad es nombre de mujer. Es muy evidente cuando sientes, disfrutas, padeces, sueñas, te ilusionas y tu mirada expresa mil sitios y mil situaciones... todo eso se convierte en una ciudad y no tiene porque ser una ciudad física sino un estado de ánimo, una sensación de comodidad, una plenitud, un verde de tranquilidad, una visión del futuro con ilusión. Cogerla del hombro y mirar la cristalera donde se reflejan nuestras cuerpos fusionandose en uno sólo para conseguir la fortaleza que le haga infranqueable, perturbable y con dinamismo que le haga hermosamente bello.

Sí, y esa mujer eres tú. Es la persona que me da tanto que no tengo blog suficiente para reflejar todo lo que es, pero si puedo decir que vosotros cuando me miráis observáis lo que dicen mis ojos claros y cuando nos veis, se puede decir que esa unión es un río de aguas limpias.

Todas estas líneas dibujan una ciudad, un entorno, una casa, un jardín, un salón. Un simple salón de cualquier lugar del mundo, si tu estás a mi lado. ES MI CIUDAD, ES MI LUGAR. Cualquier objeto que tenga ese salón, puede ser nuestra independencia dentro de esa ciudad, pero sintiendo que esa ciudad que somos los dos es nuestro refugio, nuestra salud, nuestra ilusión y nuestro amor y nuestro sentido de la vida.

Todos estos sentimientos van a desembocar en tus arterias para llegar al mejor manantial, rojo pasión y de amor. Para ayudarte en todo lo que me pidas, ahí estaré yo.

Un ser humano, ciudadano de la mejor ciudad jamás construida

1 comentario:

Miguel A. dijo...

La fundación de las ciudades hispánicas seguía de manera estricta las Leyes de Indias promulgadas por los Reyes Católicos, la Ordenanza de Carlos I y las Ordenanzas de Felipe II, que establecían todas ellas cómo debía ser el plano urbano:
" Y cuando hagan la planta del lugar, repártanlo por sus plazas, calles y solares a cordel y regla, comenzando desde la plaza mayor, y sacando desde ella calles a las puertas y caminos principales, y dexando tanto compás abierto que aunque la población vaya en gran crecimiento, se pueda siempre proseguir y dilatar en la misma forma "
(Ordenanza de Carlos I, 1523).

Por como hablas de tu mujer, tu ciudad, veo que "dexas tanto compas abierto" que allá donde estéis juntos, sea el lugar del mundo que sea, será vuestro hogar.