jueves, 29 de marzo de 2007

Los sentimientos y yo

Todo ser humano tiene sentimientos y pueden aflorar de muchas maneras, en un sinfín de circunstancias que pueden variar la historia de ese ser humano, o incluso, llevarle por un camino en la vida. Estamos en una sociedad que tiende a hacer débiles y sospechosos de multitud de sinonimos a las personas que muestran sus sentimientos a la vida, a los demás, a su entorno, a sus seres queridos y a uno mismo. Por eso muchas personas tienden a crear una coraza física y psíquica en su propio ser para que no se les note que pueden flaquear, que no están preparados para esta sociedad tan competitiva que tenemos; también ocultan sus sentimientos para dominar las situaciones, para que los demás no vean que tiene sentimientos. En definitiva, se entiende porque si me escondo, no voy a sufrir.

Hace unos años dos personas muy importantes en mi vida, Begoña y José, junto a mi familia y a un ser humano hermoso que hace que me sienta fuerte y seguro dentro de mi propia sensibilidad, Susana, de la que tanto os he hablado en alguna ocasión. Me dijeron que era una persona de otro tiempo y que me costaba entrar en esta dinámica de competitividad absurda por la que nos guiamos en la actualidad. Quiero recordar que una noche de enero, Susana me dijo algo parecido al mirarme a los ojos. Siempre lo recordaré y pienso que Susana en ese momento vio mis vidas pasadas, mis andanzas en esta y además vio todo mi ser en un instante.

Soy una persona sentimental. Sí. No quiero perder ese aire de niño, inocente, estúpido al creer que la palabra y una caricia pueden cambiar el mundo o una simple discusión entre dos seres humanos. Estoy convencido que una lágrima, un sollozo, una voz baja, la paciencia, la constancia, la tenacidad, el sacrificio, la fatiga, la lucha, la esperanza, el buen amar y una mírada triste no te hacen ser débil e inseguro. Todo lo contrario, te hace duro, fuerte, enérgico, sencillo y honesto con uno mismo y los demás. Soy de los que pienso que todos somos débiles e inseguros, quizá los que más lo ocultan sean los que más necesitan de esas sensaciones para seguir viviendo pero se protegen para seguir luchando en este mundo. No todos son positividad para las personas que somos trasparentes y sensibles. Dentro de la negatividad del ser sensible, viene dado que personas más débiles, ocultas en una fachada, se aprovechan de tí para crecer ellos y para dejarte al lado hacia los demás. No hay que decir que ser así es muy Duro y muy sufrido pero tenemos la capacidad de sacar una lágrima al mismo tiempo que una carcajada. Esa sensibilidad nos hace ver cualquier mínima cosa con pasión y energía.

No es más que decir que las personas confundimos seguridad con incluso la mentira. Porque no decir unos ejemplos de ello, tenemos que decir que lo sabemos hacer aunque no tengamos ni idea; todo está bien aunque no lo esté; no decir lo que sentimos al mundo, a nuestros seres queridos. Yo digo que eso es engañarse, me dirán pero esta montado así. Los años te dirán lo contrario. A mis seres queridos que les digo mil veces. Os quiero, y a tí persona de otra época, porque también lo eres, que te voy a decir. Qué te quiero, te amo y que se me escapan multitud de lágrimas cuando imagino tu sonrisa florecer en una noche cualquiera de ENERO . No confundan esas lágrimas con debilidad, al contrario son de valentía, fortaleza, seguridad, honestidad, honradez y crecimiento interior.

Estoy en una etapa de mi vida en la que he encontrado mi equilibrio de sensibilidad y fortaleza. No son palabras, creo (ese creo confunde, pues no. Es serenidad y honestidad) que son hechos. Los que me conocen lo van observando durante este tiempo. Lo hago caminando como las hormiguitas, despacio y constante. Intento sacar al exterior mis sentimientos de otra forma e intento hacerme fuerte en mis propios puntos fuertes. Mi lucha, mi valentía y mi emotividad. Tengo que conseguir un yo, para luego hacer más feliz a los mios. Estoy en ello y lo estoy haciendo bien. Tengo mis equivocaciones, algunas veces mis pasitos de hormiguita son más pequeños, pero lo curioso es que sigo caminando hacia un sueño de mil ilusiones.

Soy sensible, pero no débil. Soy emótivo pero no inseguro. Soy un hombre de la Edad Media. ¿Por qué no?
Este post va dedicado a todos las personas que son diferentes, a los que muestran su sensibilidad sin miedo a la sin razón, a los que están buscándola, a los que piden ayuda para encontrarla, a los que no nos consideran bichos raros.

En especial a vosotros Begoña, José. Un día hablaré de ellos.
No me puedo olvidar de mi familia. Sensibles todos y que me han dado esta cualidad.
Sobre todo a tí Susana, ser humano que conocí en la Edad Media. ¡Por qué tú también eres de diferente!, y te hace especial. Y que das calor, sensibilidad por cualquier lado por el que pasas. Muchas veces he pensado que alguna de nuestras conversaciones se han hecho con anterioridad, igual que nuestros gestos, miradas. Somos viejos pero jóvenes. Ese especial te hace bella.

Una mirada, una palabra puede cambiar el mundo. ¿Creamos en ello!

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