martes, 17 de abril de 2007

Prisionero de mis palabras

Como un notario cualquiera, quiero dar fé de mis palabras. Las personas que me conocen saben que mi palabra es muy importante para mí y que son meditadas la mayoría de las veces. Saben que cumplo mi palabra. Para tí, persona que me conoces menos, o simplemente, no crees en las palabras porque te han prometido mucho en tu vida y nadie ha hecho nada por tí, por lo tanto, las han incumplido. Créelo, mis palabras son hechos antes de empezar a realizarse. Si aún sigues sin creerme, sólo tienes que ver el trascurso de los acontecimientos. Observar y porque no preguntar que vas a firmar en este papel en blanco. Te lo diré con mucho gusto a tí, a quién sea porque creo en la palabra, que es como un hecho. En mi caso, no se lo lleva el viento.

Te preguntaras porque no antes. Porque creo en tu realización como ser humano, además la sangre que riega mi corazón y ayuda a mis pulmones a seguir respirando estaba empezando a llenarse. Recuerdo ese fin de semana de primeros de mayo, en el que compramos varias plantas y empecé a creer en un hogar donde sólo este tu mirada y tu sonrisa.

A tí, que fuistes mi notario. Recoge este papel escrito con la palabra. Guárdalo. Lo tengo clarísiiiiiimooo.

Ese notario eres tú. Échame la bronca, pero con seguridad meridiana te digo que no lo vas a hacer. Espero que me nos demos un abrazo de que el papel se ha cumplido.

Gracias notario,

No hay comentarios: