jueves, 4 de enero de 2007

Una botella bella pero el interior no es bueno

Os extrañaréis por el título que he puesto pero cuando vayáis leyendo esta breve exposición comprenderéis a lo que me refiero. Mi país, si se cree en el tema de las fronteras, se puede decir que es mi país. Soy de las personas que cree que soy Español porque nací aquí, si hubiese nacido en otra parte del planeta, salta a la vista tendría otra identidad, otros rasgos y otra característica igual de noble que la que tengo ahora. Hace unos meses pedí la nacionalidad de las naciones unidas, no por renunciar a mi identidad, características, raíces, amigos y famlia; si no porque creía que era una forma de decir a las naciones unidas que tienen que hacer más por los derechos universales de cualquier ser vivo y que creemos que puede hacer más de lo que realmente está haciendo y que también se ha sumido en los conflictos de intereses. Finalmente, me llegó un correo en el que me indicaban que no podía solicitarla. Volviendo al título que nos ocupa, paso a explicar porque lo siento así. Tenemos la enorme suerte de tener un rincón en el mundo que tiene enormes posibilidades y por nuestra forma de ser de los componemos esa botella, tanto dirigentes como ciudadanos, huele como cuando un buen vino cuando a perdido su sabor, identidad y cuerpo. Este rincón en el planeta, se compone de multitud de identidades o raíces que son tan diferentes que, en vez, de unir y crear una diversidad de lo más interesante, está generando desasosiego, enfrentamientos, rencores y desesperanza. Un país cuanto más identidad cultural tiene más rico es, en este país es al contrario. ¿Alguién lo entiente? Yo, no. Me quedo perplejo con las manifestaciones de dirigentes, periodistas y personas que se están dejando influir por esas luchas de intereses que no llego a entender. España, tiene una gastronomía, paisaje, pueblos, cultura, historia y un gran futuro; todo esto lo ha realizado el gran diversidad que tenemos y con nuestros rencores y falta de interés en llegar a un entendimiento podemos llegar a dilapidar todo ese futuro. Por cierto, el futuro no se rige por lo que el poder nos vende si no por lo que el individuo puede aportar al grupo, y, no a la idea renacentista que está poco a poco metiendo en esta sociedad insolidaria, poco tolerante, sin diálogo, sin capacidad para aportar ideas interesantes; de que el individuo prima sobre el grupo. Olvidemos los conflictos pasados, porque tendríamos que hablar largo y tendido; olvidemos rencores; olvidemos disputas. Hagamos como Alemanía que sabe lo que tuvo pero no quiere repetir escenas pasadas, ha aprendido de sus errores. Recordar que para que la botella mantenga su cuerpo, un país por llamarlo así, se hace de su gente, de toda su gente, y no de las ideas de unos cuantos. Ánimo a todos a que sigamos aportando ideas y en un futuro es posible que consigamos un país, un planeta algo más justo.

1 comentario:

Miguel A. dijo...

La frescura y naturalidad de sus comentarios dan fé de la nobleza de su espíritu.
Ojalá todos quisieramos pedir ser ciudadanos del mundo dejando los localismos para las fiestas del barrio.
Ánimo y siga deleitándonos con la frescura de sus pensamientos y comentarios.